– ¿Cómo te llamas tú?
– José
– ¿Y el otro?
– Jesús
– ¡Qué clase de nombres tibios son esos!
Los pobres hombres suspiraron viéndose entre ellos. Se encogieron de hombros y como conectados dijeron juntos.
– Así nos han puesto.
La prostituta sonrió y luego los analizó de pies a la cabeza.
– Tú te vas a llamar Rychi…- dijo señalando a José y luego dirigiéndose al otro
– … a vos ya veré como ponerte.
Ella se alejó moviendo el culo hasta un cuarto mientras los dos hombres de pie se la quedaron observando.
– ¿Se van a quedar ahí? Una hora es lo que tienen para ver si el dinero que han pagado sirve de algo.
Pasos torpes de José y Jesús la siguieron hasta su despacho.
MICRORRELATOS
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